sábado, 22 de enero de 2011

Marruecos, un puente hacia África y Oriente




La proximidad a la UE, unida a su situación estratégica como punto de partida hacia Oriente Medio y África subsahariana hacen de Marruecos una plataforma ideal para abordar diversos mercados.
Marruecos destaca por una larga trayectoria de estabilidad política y económica desde que en 1983 puso en práctica el Plan de Ajuste Estructural conforme a las indicaciones del FMI. El resultado de este plan en las cuentas exteriores se ha caracterizado por una progresiva reducción de la deuda externa y por el mantenimiento del equilibrio financiero, todo ello en un escenario de crecimiento e inflación moderada, aunque con un déficit público elevado. Además, a lo largo de la década de los 90, en el país se han llevado a cabo numerosas reformas tendentes a liberalizar la economía, proceso que todavía continúa y que pretende crear un marco favorable para el desarrollo de la actividad empresarial. Algunos hitos significativos han sido el programa de privatización de empresas y servicios públicos, la reforma del sistema financiero y la flexibilización del control de cambios.
Por otro lado, también en Marruecos se ha apostado decididamente por la integración en la economía mundial, como lo pone de manifiesto los compromisos adquiridos a escala internacional a través de numerosos acuerdos. Entre los más relevantes se encuentran la adhesión a la OMC, el Acuerdo de Asociación Marruecos-UE de 2002 y los Acuerdos de Libre Comercio con Turquía y Estados Unidos que entraron en vigor en enero de 2006. Asimismo, cabe destacar el Acuerdo firmado con Túnez, Egipto y Jordania (conocido como el Acuerdo de Agadir), que entró en vigor en abril de 2007.
El proceso de liberalización de la economía conlleva la necesidad de crear las condiciones adecuadas para que el sector privado asuma el papel de motor de la inversión, que para desarrollarse también busca la captación de capital extranjero. Para ello, se ha desarrollado un marco legal que ofrece incentivos y garantías al inversor extranjero, y se ha iniciado un proceso que tiende a la flexibilización de los trámites y mecanismos existentes en el país para invertir. En este sentido hay que destacar que la garantía para la repatriación de la inversión y de sus productos es absoluta.
Con respecto a la coyuntura macroeconómica, los datos del proyecto de Ley de Presupuestos prevén un crecimiento del 5,8% del PIB (5,5% según el FMI). En lo que se refiere a la inflación, las previsiones oficiales para el año 2009 la sitúan en el 3,5%, que en caso de que se mantuviera la reducción de los precios del crudo, podría incluso estar por debajo del 3%.

Inversión extranjera directa 
Entre los sectores receptores de inversión potencialmente más interesantes destacan el energético (el Gobierno marroquí ha hecho una gran apuesta por las energías renovables y quiere llegar a que el 15% de la energía producida venga de dichas energías), transporte y logística (el puerto de Tánger-MED tiene como objetivo convertirse en el mayor puerto del Mediterráneo) y el sector de la construcción e inmobiliario.
En los nueve primeros meses de 2008, la Inversión Directa Extranjera (IDE) alcanzó la cifra de 1.754 millones de euros, lo que representa una disminución del 23,1% en comparación con el mismo período del año anterior. Se trata de la primera vez desde el año 2004 que no hay crecimiento de la IED. Esta disminución es el resultado de la primera reacción de los inversores sobre la recesión internacional en la que nos encontramos actualmente, y por la que los principales socios económicos de Marruecos se han visto afectados.
Desde un punto de vista geográfico del origen de la inversión, destaca el incremento de la misma procedente de los Emiratos Árabes Unidos en casi un 250%. Este hecho sin precedentes es fruto de la implicación de este país en las obras del puerto de Tánger-Med y del Valle de Bouregref, y la rehabilitación de la gran cornisa entre Témara y Rabat. Por otro lado, desde un punto de vista sectorial, el desarrollo inmobiliario y el turismo son los sectores de preferencia para las inversiones masivas procedentes del Golfo.
Con respecto a la inversión española, esta se cifra en los 9 primeros meses de 2008 en 153 millones de euros, lo que supone un 8,7% del total, y sitúa a España en tercer lugar después de Francia (34,4%) y Emiratos Árabes Unidos (18,8%). Pese a que la aportación española sigue siendo una referencia en la economía marroquí, la evolución con respecto al mismo período del año anterior refleja un descenso del 67,8%. El sector de las actividades inmobiliarias es con diferencia el más importante en las inversiones españolas, lo que supone el 87,4% del total.
También las relaciones entre Marruecos y España están enmarcadas en los acuerdos que hay firmados entre los dos países como el Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APRRI) de abril de 2005 y el Convenio para evitar la doble imposición y el fraude fiscal en vigor desde 1985.


 Incentivos y apoyos a la inversión extranjera 
Las medidas para estimular las inversiones, previstas en la Carta de Inversión, son básicamente incentivos fiscales. De manera general, las principales medidas consisten en reducción de derechos arancelarios; exoneración o reembolso del IVA para determinados bienes de equipo; reducciones del derecho de registro; exención del impuesto de actividades económicas durante un período de cinco años o exención del impuesto sobre inmuebles también para cinco años en nuevas construcciones; exención del impuesto de sociedades para empresas exportadoras de productos o servicios y para empresas del sector turístico. Además, también se contemplan beneficios fiscales para las empresas que se instalen en las prefecturas que gozan de tratamiento fiscal preferente por su baja actividad económica y en las tres zonas francas que hay en el país.
También se contempla una serie de ventajas específicas para aquellas empresas cuyo programa de inversión sea superior a 200 millones de dirham, pudiéndose considerar también el número de puestos de trabajo a crear, la región de destino de la inversión, el tipo de tecnología transferida, o su contribución a la preservación del medio ambiente. Estas empresas pueden acordar con el Estado convenios especiales que les otorguen, además de las ventajas previstas en la Carta de Inversiones y en los textos de aplicación, una exención parcial de los gastos de compra del terreno necesario para la realización de la inversión, los gastos de formación profesional y otras ventajas que pueden ser objeto de negociación.


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